La primera prueba de fuego fue la vivida el día
de ayer, 25 de noviembre de 2012, en la laguna de Alchichica. De acuerdo a mi
entrenador Alejandro Guevara, el entrenamiento consistía en un nado continuo de
6hrs en la laguna de Alchichica, parando no más de 3min cada media hora, para comer e hidratarme. Con mi nutriólogo paleolítico
Arturo Singer, se llegó a la conclusión que de alimento seria caldo de res
hervido con tuétanos y grasa de coco, para poder en un estado de consumo de
grasas. Como hidratación, esta vez sólo agua ya que en Nueva York los
electrolitos comerciales me provocaron un efecto contrario, ocasionándome calambres.
Eran las 7:30 de la mañana en Alchichica, la
temperatura ambiental estaba un poco por debajo de los 10° C y la temperatura
del agua era de 14°C. Esto quiere decir que es una temperatura un poco más fría
que la esperada en el Canal de la Mancha. La neblina era tan espesa que no
dejaba ver a más de 2 metros de distancia, por lo cual las indicaciones de
Guevara era no alejarme mucho del kayak para no perder el rumbo.
La ruta que tomaríamos sería todo el perímetro de
la Laguna de Alchichica, lo cual no sería nada fácil debido a las formaciones
rocosas que contienen toda la orilla y que debe uno de saber librar.
La primera media hora fue la más difícil, el agua
inmediatamente adormeció mis articulaciones y en pocos minutos me provocó
inicios de hipotermia con temblores, dolor de cabeza, desorientación y un
malestar general en el estómago. Sin embargo Guevara no me dejo claudicar y eso
me impulsó a controlarme mentalmente para que poco a poco el cuerpo cediera
ante las órdenes de mi cerebro.
Afortunadamente a la segunda vuelta una buena
amiga, Tania Gordillo, se sumó al equipo acompañándome durante una vuelta
completa. A pesar del frio y el impacto visual de la neblina, esa mujer demostró
ser una guerrera atleta.
¿Qué ibas pensando?- Me pregunta mi esposa.
Pienso en ella precisamente, en la fortaleza que
me da el tener a una mujer que te apoya en estas locuras y que además intenta
siempre comprender lo que paso durante mis entrenamientos para así vivirlos
conmigo.
Pienso en mis hijos que, siempre lo he dicho, son
el motor que me mantiene a flote. Me gusta imaginarme que cada uno de mis
brazos representa a cada uno de mis hijos, y que a cada brazada su amor me
inspira a seguir adelante. A pesar del frío, del dolor muscular, de las náuseas
que te ocasiona el agua salina, de cansancio físico-emocional… a pesar de todo.
Pienso que la causa lo vale. Sigo con mi
comparativa donde pienso que este tipo de retos no se comparan con los retos
que tienen que superar los niños con cáncer de Nueva Esperanza. Ellos lo valen,
claro que si!!!
La prueba fue todo un éxito, mi entrenador el
coach Guevara me felicitó y me dijo que vamos por excelente camino. La
siguiente prueba son 8hrs en condiciones un poco más difíciles, ya que el agua
va a estar más fría. Pero después de darme cuenta de todo el apoyo que tengo de
mis amigos, familiares, equipo de triatlón, y en general de toda esa gente
desconocida que ha tomado la decisión de ayudarme a ayudar, estoy convencido de
que no existen imposibles.
Gracias a Dios, por darme esta oportunidad. Por
darme a esa esposa y a esos hijos tan maravillosos, que me acompañan en el
pensamiento como cómplices y fortaleza.